Evitar provocar escándalo
En el Evangelio que la liturgia nos propone hoy lunes 13 de agosto, encontramos un pasaje en el que el Señor Jesús nos enseña a vivir evitando generar escándalos. Algo propio para nuestros tiempos, en donde esto es casi algo cotidiano, porque quizá podemos pensar que también se dan las ocasiones.
Veamos lo que le sucede al Señor...
El escándalo sucede cuando a partir de un incidente hacemos que sea ampliamente publicitado, claro está que de tratarse de una inmoralidad, más que publicitarlo, debe caer en recta justicia. Más nos referimos en esta reflexión a incidentes cotidianos que nos suceden en todo caso más seguido, sea una mala atención en algún servicio, en algún lugar como una entidad, institución, son hechos con los que muchas veces somos partícipes de sobre reacciones que pasan por alto la corrección del error deviniendo a una situación dramática.
Evitar provocar escándalo en estas situaciones necesita de nuestra parte virtud en este ejercicio, hacer silencio, pensar y decir lo adecuado y necesario, pensando en los demás que están allí presentes, como muchas veces niños que aprenden, personas mayores u otros que ni están enterados del incidente y no es necesario que se enteren, y la situación se torna más complicada cuando usamos malas palabras.
Es deficil callar primero para pensar, pues la pasión muchas veces nos gana, pero esto es más virtuoso, con esto todos ganan, con esto todos aprendemos y con esto construimos no destruimos.
Finalmente, viene a bien el comentario de San Gregorio para cerrar esta reflexión, nos dejará claro cuando puede ser conveniente el escándalo y cuándo no.
Veamos lo que le sucede al Señor...
«En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo: "Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres; lo matarán, pero resucitará al tercer día". Ellos se pusieron muy tristes.Cuando llegaron a Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Contestó: "Sí". Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó "A los extraños". Jesús les dijo: "Entonces los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti"».
Abro esta reflexión a partir de un comentario de San Juan Crisóstomo, que dice: «Mirad cómo ni rechaza el tributo ni manda darlo sin más. Ante todo hace constar que El está exento; pero luego lo da. Lo uno para que no se escandalicen los discípulos, lo otro para que no se escandalicen los cobradores». Deja claro el Señor Jesús que está exento, según las costumbres, pero en la forma cómo lo hace viene la enseñanza, pues no genera un escándalo ni para los que piden el impuesto, ni para sus discípulos.(Mateo 17, 22-27)
El escándalo sucede cuando a partir de un incidente hacemos que sea ampliamente publicitado, claro está que de tratarse de una inmoralidad, más que publicitarlo, debe caer en recta justicia. Más nos referimos en esta reflexión a incidentes cotidianos que nos suceden en todo caso más seguido, sea una mala atención en algún servicio, en algún lugar como una entidad, institución, son hechos con los que muchas veces somos partícipes de sobre reacciones que pasan por alto la corrección del error deviniendo a una situación dramática.
Evitar provocar escándalo en estas situaciones necesita de nuestra parte virtud en este ejercicio, hacer silencio, pensar y decir lo adecuado y necesario, pensando en los demás que están allí presentes, como muchas veces niños que aprenden, personas mayores u otros que ni están enterados del incidente y no es necesario que se enteren, y la situación se torna más complicada cuando usamos malas palabras.
Es deficil callar primero para pensar, pues la pasión muchas veces nos gana, pero esto es más virtuoso, con esto todos ganan, con esto todos aprendemos y con esto construimos no destruimos.
Finalmente, viene a bien el comentario de San Gregorio para cerrar esta reflexión, nos dejará claro cuando puede ser conveniente el escándalo y cuándo no.
«Debemos considerar que estamos en la obligación de evitar el escándalo en todo lo que no hay pecado; pero si el escándalo tiene su origen en la verdad, entonces es preferible dar lugar al escándalo a dejar la verdad.»
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