Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo
El Evangelio de hoy nos narra, según el evangelista San Marcos lo sucedido a Juan el bautista y cómo este encuentra la muerte a causa del anuncio y defensa de la verdad.
Ahora quiero resaltar la parte subrayada del texto de la cita del Evangelio que meditamos en este día.
Herodes respetaba a Juan y veía en él un hombre honrado, es decir una persona que procede en sus acciones con integridad, auténtico, y a esto se agrega algo especial, veía pues Herodes en Juan un hombre santo. Basta con las primeras características para pensar en alguien que transmitía sinceridad, autenticidad, valores de los que entonces el mundo carecía y hoy encontramos que sucede lo mismo, nuestro mundo carece de estos valores, entonces en medio de este panorama Juan era una luz en la oscuridad, era un testimonio de verdad en medio de la falsedad, sus acciones cuestionaban, su estilo de vida llamaba la atención, en consecuencia su opción por el anuncio y defensa de la verdad era lo que provocaba que el polvo se levante en el escenario de Herodías, "casada" con Herodes de Antipas, de quien veníamos hablando, ella pues representa esta corriente contraria que no está de acuerdo con la denuncia de Juan, a quien la verdad le incomoda y no se adapta a sus propios planes, es como el mundo de hoy, al que la verdad provoca una alergia y pronto reacciona.
En medio de este mundo vivimos, podríamos hacernos muchas preguntas ¿Mis acciones son como las de Juan? ¿Anuncio y defiendo la verdad? por lo tanto ¿Denuncio la mentira? ¿Me sumo a acciones mentirosas, malas? ¿Busco ser honrado, honrada? A esto nos invita también el Evangelio de hoy, a cuestionarnos por el ejemplo de Juan el bautista y buscar imitar ese estilo de vida, sin tener miedo porque a quien anunciamos es a Cristo, quien además, lo ha dicho, siempre estará a favor de nosotros.
Ahora quiero resaltar la parte subrayada del texto de la cita del Evangelio que meditamos en este día.
«En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto». (Mc 6, 17-29)Hoy nos podemos encontrar con un panorama también similar hasta un punto -diría- en donde la defensa de la verdad se encuentra con una respuesta del mundo fuerte, que causa golpes que a muchos asusta y terminan optando por abandonar la batalla. Sin embargo en medio de esas luchas es interesante que el Evangelio de hoy nos muestra que hay personas que se dan cuenta de estas acciones buenas y que para ellos les resulta apelante, cuestionante y les causa desconcierto y escuchan con gusto como es el caso de Herodes con Juan el bautista.
Herodes respetaba a Juan y veía en él un hombre honrado, es decir una persona que procede en sus acciones con integridad, auténtico, y a esto se agrega algo especial, veía pues Herodes en Juan un hombre santo. Basta con las primeras características para pensar en alguien que transmitía sinceridad, autenticidad, valores de los que entonces el mundo carecía y hoy encontramos que sucede lo mismo, nuestro mundo carece de estos valores, entonces en medio de este panorama Juan era una luz en la oscuridad, era un testimonio de verdad en medio de la falsedad, sus acciones cuestionaban, su estilo de vida llamaba la atención, en consecuencia su opción por el anuncio y defensa de la verdad era lo que provocaba que el polvo se levante en el escenario de Herodías, "casada" con Herodes de Antipas, de quien veníamos hablando, ella pues representa esta corriente contraria que no está de acuerdo con la denuncia de Juan, a quien la verdad le incomoda y no se adapta a sus propios planes, es como el mundo de hoy, al que la verdad provoca una alergia y pronto reacciona.
En medio de este mundo vivimos, podríamos hacernos muchas preguntas ¿Mis acciones son como las de Juan? ¿Anuncio y defiendo la verdad? por lo tanto ¿Denuncio la mentira? ¿Me sumo a acciones mentirosas, malas? ¿Busco ser honrado, honrada? A esto nos invita también el Evangelio de hoy, a cuestionarnos por el ejemplo de Juan el bautista y buscar imitar ese estilo de vida, sin tener miedo porque a quien anunciamos es a Cristo, quien además, lo ha dicho, siempre estará a favor de nosotros.
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