En la primera lectura de hoy nos encontramos con esta línea hacia el final de la cita de Ezequiel en donde no hace muchas palabras que comenzó a relatar su visión, «...Y me dijo: Hijo de Adán, anda, vete a la casa de Israel y diles mis palabras». Luego de haberle dado de comer un rollo, según cuenta de su visión, le dice que se dirija al pueblo de Israel y que proclame sus palabras, le pide que le hable a Israel. Cuenta también Ezequiel que cuando recibe el rollo escrito le sabe dulce como la miel, y es así la Palabra de Dios, dulce como la miel, bueno para nosotros, y podemos ver en esta misión del profeta Ezequiel también una para los que meditamos la Palabra de Dios, anunciarla, proclamarla al mundo, hay que hablar de ella, hay que dar testimonio de la Palabra de Dios, de lo que encontramos en la Sagrada Escritura.
Hoy escucharemos del Señor Jesús esta enseñanza «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). En aquel diálogo le responden "nunca hemos sido esclavos de nadie ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?". Nuevamente vemos que no entienden al Maestro, son palabras que no son acogidas, que como él mismo dice más adelante su palabra no penetra en ellos. Vemos en esta primera enseñanza un presupuesto para ser discípulos del Señor Jesús, mantenernos fieles a su Palabra, perseverantes en la escucha, la acogida y la concresión. Pero como la Palabra del Señor no es acogida ellos reaccionan ante algo que les incomoda, que el Señor les haya dicho que la verdad que él trae les hará libres, por eso responden a eso, ante lo cual Jesús responde dejándonos una enseñanza sobre lo que significa ser hijos y por otro lado ser esclavos. Hoy responde en el evangelio: «Os aseguro que quien comete pecado es es...
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