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"Levántate y come que el camino es superior a tus fuerzas" - Parte II

Continuemos con el pasaje que estamos meditando...

El ángel interrumpe el descanso de Elías debajo de la retama en dos ocasiones, y en ambas le ofrece alimento. Dice el primer libro de los Reyes, que en el primer momento el profeta se levanta y mira en su cabecera un pan cocido sobre piedras y una jarra con agua, entonces comió y bebió, al final de este pasaje leeremos que con la fuerza de aquél alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios.

Según lo anunciado por el ángel el caminar del profeta Elías será largo, entendemos que aún sigue en el desierto, por lo tanto recibe lo necesario, pienso que por eso las dos ocasiones del alimento, para todo el camino que le espera, pan y agua, alimento que le da fuerza para que lo sostenga en todo momento.

Pensemos ahora en nuestro camino, valdría sí, antes de dejar la historia que estamos siguiendo, preguntarnos  sobre ése pan, qué alimento es ése que lo sostendrá durante todo el caminar, que le servirá para el largo camino anunciado. Hay un detalle que hace que la situación sea fuera de lo común, que es un ángel que le da alimento, es un pan que ha sido bajado del cielo. Bien, entonces ¿tenemos este alimento hoy? ¿Lo podemos  recibir?

Nuestro camino también es fatigoso, es largo, y como decíamos anteriormente desgasta, entonces nosotros, hoy, también necesitamos de este alimento. Y aquí interviene el Evangelio que la liturgia nos ha propuesto este Domingo 19 del tiempo ordinario. Tenemos hoy el Pan que baja del cielo, y ciertamente da la fuerza que el hombre necesita para caminar el camino que le toca caminar, aunque suene redundante así es.

Cada hombre sigue necesitando hoy el alimento para caminar, pero se confunde y elige otros alimentos o piensa que basta el que alimenta al cuerpo, pero no hablamos de ése alimento, pues nos damos cuenta que no basta cuando vemos a mucha gente que se alimenta con esa comida pero igual desfallece, igual se desvanece, con esto nos damos cuenta que hay un alimento más importante, aquél que justamente nos da la fuerza que necesitamos para el camino que se hace pesado y que sobrepasa nuestras fuerzas, que es superior a nosotros, éste alimento es el verdadero pan que baja del cielo. Cristo.

Tenemos que recibirlo. Lo necesitamos. Tenemos que entender esto, no somos lo suficientemente fuertes para alcanzar la salvación solos, para seguir con el camino que tenemos por delante, es superior a nosotros, es difícil, cuesta, necesitamos de Cristo, sólo él nos da la fuerza que necesitamos para seguir adelante, sólo con él lo podremos lograr, podremos caminar por todo el desierto hasta que lleguemos a la meta tan anhelada.

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